Hans Speelman: «Después de jubilarme, encontré una nueva vida en el Camino de Santiago»
Durante quince días y por segundo año consecutivo este médico jubilado y hospitalero de Irun, atenderá a los peregrinos que vengan a pernoctar al albergue
- M.J.A.
- IRUN
Es un enamorado del Camino de Santiago y de Irun. Este año repite como hospitalero en el albergue de la calle Lucas de Berroa. Durante quince días, este médico jubilado holandés, especializado en neurología y nacido en Bussum, una localidad de 30.000 habitantes situada a 20 kilómetros de Amsterdam, estará al servicio de los peregrinos que recalen en la ciudad. Además de su lengua materna, domina el inglés, controla el francés y se defiende en español, idioma en el que mantenemos esta conversación.
-¿Cómo y cuándo empezó su relación con el Camino de Santiago?
-Decidí hacer el Camino de Santiago cuando me jubilé, en 2009. Hice el camino francés en tres etapas, a lo largo de dos años: Amsterdam-Vezelay; Vezelay-Pamplona y Pamplona-Santiago de Compostela. Una parte la hice yo solo y otra parte con mi mujer. Después de terminar mi vida laboral, tenía que empezar una vida nueva, diferente. Tenía que encontrar el tiempo para pensar qué hacer con mi vida después de los años de trabajo. Durante el camino, tienes mucho tiempo para pensar, porque solo hay dos problemas para preocuparte: buscar un sitio donde comer y buscar un sitio para dormir. Al final, encontré esa nueva vida que buscaba en el mismo camino.
-¿Porqué decidió ser hospitalero?
-Quería hacer algo por los otros peregrinos, como otros lo hicieron por mi antes. Es muy importante para el peregrino encontrar un lugar como este donde estoy ahora en Irun donde puedas tener una ducha, un lugar donde descansar y encontrar ayuda. Es algo que se busca y que agradeces mucho. Yo quería estar en un albergue para ayudar. Y a mi también me gusta estar en el albergue porque tengo tiempo para hablar con mucha gente distinta de muchos sitios. Antes de venir a Irun, estuve en otros albergues de peregrinos, como en Villamayor de Monjardín, en Navarra, cerca de Estella y el El Burgo Ranero, un pueblo de León y también he estado de hospitalero en un pueblo francés, cerca de Lyon. Han sido experiencias muy buenas para mi.
-¿Qué es lo mejor que le dio el camino?
-Fue muy importante el estar 24 horas con mi mujer. A ella le encantan las flores y los pájaros y hacerles fotografías. Hizo muchas por el camino. En mi vida laboral yo trabajaba de médico, neurólogo, con enfermos de Parkinson. Pasaba poco tiempo en familia y no había estado con mi mujer las 24 horas. También fue una experiencia importante hablar con tanta gente. Es como en un bar. Hablas con la gente que encuentras sin fronteras y sin prejuicios. Te cuentan sus experiencias, cosas de sus vidas. No sabes cómo se apellidan, ni a veces cómo se llaman, pero les cuentas todo y te cuentan todo porque al día siguiente ya no están ahí, ya no estás ahi.
-¿Y qué le atrae de la comarca del Bidasoa? Es la segunda vez que viene.
-Me gustan Irun y el albergue de peregrinos, donde estoy. Me gusta mucho Hondarribia, Hendaya, el puente de Santiago, la Ermita de Guadalupe y otros lugares de aquí. Encontré este lugar a través de la revista de una Asociación de Amigos del Camino de Santiago de mi país. Pedían hospitaleros y envié una petición por correo electrónico. Vine el año pasado para estar diez días en septiembre y este año, otra vez estoy aquí para ayudar en lo que pueda.
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