IRUN
Opilas para endulzar el final de las vacaciones
Aunque sin la colaboración del tiempo, los irundarras no faltaron a las bendiciones del día de San Marcos
26.04.14 - 00:15 -
JOANA OCHOTECO | DIARIOVASCO.COM |
El día de San Marcos dejó en Irun una de cal y otra de arena. La buena es que, este año, la festividad caía al final de la Semana de Pascua permitiendo que muchos de los que están disfrutando de sus vacaciones les pusiesen a éstas un final muy dulce. La de arena vino de la mano de la climatología, que aunque por la tarde se portó mejor, no ofreció su mejor cara al comienzo del día.
No obstante, la lluvia dio pequeñas treguas entre media mañana y mediodía, mientras se celebraban gran parte de las bendiciones de opilas en las respectivas parroquias. Los exteriores de la del Juncal, un año más, estuvieron abarrotados. Con los paraguas en una mano y las opilas en la otra, las familias ocuparon la plazoleta, el pretil y hasta las escaleras del entorno de la iglesia. Minutos después de las 11.00 Fernando Jiménez, párroco del Juncal, saludaba a la multitud desde el tablado instalado en la plazoleta. «Vamos a empezar cuando antes, lechen bit lechen», comenzó el párroco, en vista de los nubarrones. A pesar de ello, Fernando Jiménez recordó que «éste es un día alegre y gozoso. Que haga buen tiempo por dentro, ya que no lo va a hacer por fuera», animó el párroco. «A alguno le veo que ya tiene la opila lista y encima de la cabeza...». Y algún otro intentaba pellizcar un trozo del bizcocho aún envuelto, pero el momento de la bendición no se hizo esperar demasiado. «Como todos los años, empezaremos cantando». Así se hizo, y más o menos a la mitad del 'gozan elkarturik' el cielo empezó a bendecir las opilas a su manera.
Ya con los paraguas abiertos, la ciudadanía escuchó como el párroco del Juncal les animaba a «estar agradecidos a vuestras madrinas y compartir vuestras opilas». Las primeras y el cariño hacia sus ahijados son protagonistas este día. Un ejemplo es el caso de Asun, que acudió a la bendición con su sobrina-nieta y ahijada, «y además traemos la opila de su aita, que también soy madrina suya. Él no ha podido venir por trabajo pero se la llevaremos luego ya bendecida. A mi éste es un día que hasta me emociona», confesaba esta irundarra.
Bendiciones en San Marcial
Tampoco faltó público en la parroquia de San Marcial, que acogió a mediodía la bendición de las opilas. El párroco Iñaki Larrea recibió a los fieles que se animaron a subir al monte. Aunque por la mañana el tiempo no animaba a cumplir con la tradición de degustar las opilas al aire libre, por la tarde el panorama fue bastante mejor.
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