«Me harto de comer chuletas, de eso creo que no me voy a cansar nunca»
IMANOL REKARTE. UN NEGOCIO FAMILIAR Y MUCHAS CHULETAS
Detrás de Cárnicas Rekarte hay una pequeña familia que suma muchísimos años de experiencia en el sectorImanol Rekarte Un negocio familiar y muchas chuletas
Hace tiempo que vi cómo el Real Unión celebraba sus victorias con una chuleta, pero no una chuleta cualquiera. Una buena chuleta. Diréis que en el Real Unión no han inventado nada, que así es como se celebran por aquí los buenos momentos. Sí, también diréis que los homenajes y las grandes quedadas de cuadrilla saben mejor con una chuleta en el plato. Pues yo os digo, y os cuento, que en la comarca del Bidasoa esas celebraciones y victorias saben a Rekarte. Habéis leído bien. Aquí a la buena carne la llamamos Rekarte y la reconocemos por el buen saber hacer y los años de experiencia de esta familia bidasotarra. Diréis que se os está haciendo la boca agua y que echáis de menos los bares y restaurantes. Yo también. Ellos también, pero por si queremos (o debemos) celebrar alguna victoria en casa, los Rekarte tienen la solución y ahora puedes tener la carne más rica en tu casa. Rekarte pone la carne, la victoria la pones tú.
–Sin ir al Stadium Gal y sin ir a los bares. Hemos pasado por todo, Imanol, pero en casa también se puede comer bien.
–El aita se ha dedicado toda la vida a repartir carne a muchos bares de Gipuzkoa, Navarra e Iparralde, pero el confinamiento nos pilló con la obra de la tienda empezada. Nos tuvimos que dar prisa y organizarlo todo, pero ahí está nuestra tienda en la que se puede comprar nuestra carne. Y también hacemos repartos a domicilio, no hay excusa.
–No es difícil encontrar una excusa para comer una buena chuleta...
–Yo creo que no. Bueno, yo no me canso. (Risas) Yo me harto de comer chuletas, de eso no me canso nunca.
–En el Real Unión seguro que también disfrutaron esas chuleta con o sin victoria, ¿verdad?
–Era solo si había victoria y para el que estrenaba el marcador. La colaboración con el Real Unión me hace especial ilusión porque yo he estado en club muchos años. Desde febrero tenemos otra iniciativa con premio para los unionistas que compran chuletas. También hemos hecho otras colaboraciones e iniciativas por aquí, cerca de casa. Son las cosas que hemos empezado a hacer mi hermano y yo a raíz de ponernos a trabajar con el aita.
–Claro, la historia de Cárnicas Rekarte empieza con tu aita.
–Eso es. Mi aita, cuando tenía 14 años, fue a trabajar un verano al mercado de Irun. Siempre dice que ese verano nunca acabó porque siguió trabajando y hasta hoy. Cuando yo nací y cumplí un año, decidió ponerse por su cuenta y ahí empezaron a repartir a hostelería. Mi ama repartía y mi aita con otro socio que tenía se quedaba en la tienda. Y así hasta que empezamos nosotros, más o menos.
–¿Has crecido entre cortes de chuleta y repartos, entonces?
–Durante muchos años no he sido consciente, pero sí, sé que me llevaban de reparto incluso. (Risas) He conocido desde pequeño todo, sobre todo lo que es un negocio familiar. Para lo bueno y para lo malo porque tiene muchas cosas que sirven y otras que no son lo ideal.
–Supongo que será un trabajo sacrificado...
–Sí, sobre todo en tienda y en esos primeros años más. Ahora, como quien dice, lo tenemos todo hecho. Al principio pues lo tuvieron que hacer y montar todo. Yo tengo bastantes recuerdos de la tienda. Con 13-14 años ya empecé a ayudar siempre a la hora de recoger, así que sé lo que es dejar a todos los amigos jugando en el barrio e irme a trabajar. Ahora lo valoro, pero entonces no era lo que más me apetecía. (Risas)
–¿Y cuándo decidís tu hermano y tú formar parte de Cárnicas Rekarte de forma profesional?
–De los 18 años a los 20 estuve con el aita repartiendo, pero solo me limitaba a eso. Luego me fui fuera a trabajar con un camión. Mi hermano estudió una carrera, pero para trabajar tenía que irse fuera y decidió quedarse y trabajar con el aita. Yo después de 10 años trabajando, hará tres o cuatro años, también decidí volver y sumarme a ellos al cien por cien.
–El equipo Rekarte al completo, ¿sí?
–Eso es. Ahora estamos mi aita, mi hermano y yo. La verdad que estamos 'revolucionando' un poco al aita. Cuando llegamos no tenía ni logo, ¡imagínate! Siempre ha trabajado con carne de buena calidad y los clientes lo saben, pero le ha faltado contarlo. A él no le gusta fardar de lo que tiene o de lo que hace, es un hombre humilde y trabajador, pero nosotros hemos hecho un logo y hemos puesto en marcha las redes sociales para que nos conozcan un poco más.
–Y ahora os podemos volver a encontrar en el mismo lugar, en la tienda de la calle Meazuri.
–Sí, tenemos la web y también la tienda física. Tenemos unos packs exclusivos y muy ricos. Y hacemos reparto no solo a hostelería, también a domicilio.
–Sois pequeños, pero funcionáis a lo grande...
–Lo que nos diferencia es justo eso, ser una empresa familiar pequeña. Nosotros no tenemos que comprar por lotes y luego tenemos la experiencia de mi aita. Él sabe muchísimo. Entre eso y algunas ideas que tenemos para el futuro, vamos a buen ritmo. Estamos contentos.
–Y antes de probarla ¿cómo reconocemos una buena carne, una carne Rekarte?
–Yo creo que hay que fijarse en la grasa, en la infiltración, aunque esto también nos puede confundir. No es del todo fácil.
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