Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa el viernes día 13 de Enero de 2012.
IRUN
«Las relaciones familiares se gestan en el pasado pero pueden mejorarse en el presente»
Belén Casado inauguró en Argoiak el programa de conferencias
13.01.12 - 03:16 -
«Tenemos que intentar huir de la culpabilización y no quedarnos en el papel del víctimas»
La asociación cultural Argoiak inauguró el jueves el programa de conferencias que ha organizado para el año 2012 con un tema tan interesante como complicado: las relaciones familiares en la edad madura. Prácticamente, no quedó una silla libre para escuchar a la ponente, la psicóloga Belén Casado Mendiluze, que analizó los distintos tipos de familias y las relaciones que se establecen entre sus miembros y ofreció algunas recomendaciones para mejorarlas.
A la hora de analizar nuestras relaciones familiares, Belén Casado dejó claro el primer paso que hay que dar: «Ver qué tipo de familia es la nuestra y no compararla con otras». Quizá no tengamos el hijo o la hija que nos hubiese gustado o no seamos los padres o hermanos ideales. O quizá sí. Lo primero, para bien o para mal, es «reconocer lo que tenemos».
Belén Casado expuso las características de dos diferentes tipos de familias, si bien matizó que no existe la 'familia pura', sino que hay dinámicas mezcladas aunque unas predominan sobre otras. La psicóloga habló de «la familia que aglutina y la familia independiente». La primera es aquélla «en la que sus miembros mantienen unas relaciones sanas, acuden a las convocatorias y se sienten cómodos en ellas». Por contra, la familia independiente sería aquélla «en la que los hermanos apenas se relacionan y los hijos 'pasan' de los padres o unos y otros no se implican afectivamente de la misma forma».
La familia que aglutina «reconoce la individualidad de cada uno de sus miembros, respeta las distintas opiniones y gustos y las diferencias no se convierten en motivo de disputa. Las distintas opiniones se pueden manifestar abiertamente e incluso con enfado, pero no se persigue convencer al otro ni imponerle una opinión. Se valoran las cualidades de cada persona y se tienen en cuenta los esfuerzos que se hacen unos y otros para crear un buen ambiente».
En familia independiente o disfuncional están presentes «la culpa y la victimización», dos caras de una misma moneda. «Tenemos que intentar huir de la culpabilización, porque si vamos a estar lanzando reproches continuamente a los hijos o a los padres, crearemos una barrera de incomunicación con ellos».
La victimización «se da, sobre todo, en las mujeres. Si empleo contínuamente expresiones como 'cuánto me haces sufrir' o 'me vas a matar a disgustos', le estoy enviando al otro el mensaje de que estoy mal por su culpa», explicó Belén Casado. «Además, cuando la persona se victimiza, no tiene capacidad de autocrítica. El malo siempre es el otro. La victimización es una actitud pasiva de la que hay que salir. Si me instalo en el papel de víctima, no asumo mi responsabilidad de hacer algo para salir de esa situación».
Otra dinámica de este tipo de familia es «el chantaje afectivo, que suele ser muy sibilino. 'Como no me gusta lo que haces, voy a dejar de hablarte' o 'Te doy afecto y me preocupo por ti sólo si haces lo que yo quiero'».
Los miembros de la familia independiente «tienden a ver más lo que les separa que lo que les une y cualquier cosa se convierte en motivo de disputa. Se observan actitudes de estar a la defensiva, de sentirse atacado u obligado a dar explicaciones». En las reuniones, los miembros de este tipo de familias están «en tensión, se ponen en guardia, andan muy pendientes los unos de los otros y se sienten juzgados continuamente. No hay manga ancha ni flexibilidad entre ellos».
Pero las relaciones familiares no surgen de la nada, sino que se han gestado desde la infancia. A veces, a los padres les resulta difícil comprender cómo se ha llegado hasta ahí. «Es posible que las cosas se hayan hecho mal de manera inconsciente, pero no se trata de generar culpabilidades. Los afectos, las relaciones familiares se construyen en la historia familiar, es decir, en el pasado, pero se pueden reconstruir, se pueden mejorar en el presente».
Menos monólogos
Cambiar en la edad madura es difícil, pero no imposible. Interesarse por el otro, preguntarle ¿cómo te sientes? mirándole a la cara, valorar sus aspectos positivos, sincerarse con él, adoptar una actitud humilde y cultivar el contacto físico son algunas de las pistas que dio la conferenciante para mejorar las relaciones familiares. «Tenemos que preocuparnos de que el hijo o la hija se encuentre a gusto cuando viene a visitarnos, dialogar con él y no convertir la visita en un monólogo. Si hay algún enfrentamiento entre hermanos, no entrometernos, pero tampoco quedarnos al margen. Hay que mojarse haciendo comprender a uno las razones del otro, para acercarlos».
Cultivar el lenguaje no verbal también es «muy importante, abrazarse, darse la mano y, en la medida en que podamos, aunque a veces es difícil, decirle que al otro que le queremos».
pie de foto:Ponente. La psicóloga Belén Casado durante su conferencia.:: F. DE LA HERA
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